La tumba-capilla de Amenmose perteneció a un miembro de la elite que vivió durante los reinados de Tutmosis III y Hatshepsut (1479-1425 a.C.), y poseía el título de cantero de Amón, el dios más importante de la época. Se encuentra en la orilla occidental de Luxor, República Árabe de Egipto, en un área llamada Valle de los Nobles, donde se ubican las tumbas-capillas de los dignatarios de época faraónica.
El monumento está excavado en el sector inferior de la colina de Qurna y cuenta con dos salas: una transversal y otra interior, presentando una planta con forma de T invertida, como otros del período. Su interior está decorado con pinturas y relieves que representan distintas actividades productivas, de ocio, y rituales de adoración a las divinidades funerarias (Anubis, Osiris, las diosas de Oriente y Occidente). Amenmose está representado en la mayoría de estas escenas, en algunas junto con su esposa Henut, sus hijos, hijas y mascotas.
En la sala transversal, de diseño rectangular, seis de las paredes contienen pinturas murales. En una de ellas se despliega la escena de caza y pesca, donde Amenmose destaca por su tamaño y postura atlética, portando un boomerang y un arpón. Está acompañado por su esposa e hijas, representadas en menor tamaño. Sus hijos también se representan en menor tamaño, y se hallan frente a él. En dos sub-escenas se escenifica la preparación de vino y captura de pájaros con una red. En una pared frente a ésta se detalla la producción en los campos y Amenmose está representado dos veces controlando los trabajos llevados a cabo y portando un bastón de mando. Son cinco escenas que a modo de historieta registran las actividades agrícolas y podrían leerse de abajo hacia arriba. En la superior, al finalizar las tareas, los escribas utilizan papiros para contabilizar la producción. Llama la atención la imagen de un hombre que está bebiendo de un odre (recipiente de cuero cosido y pegado) colgado en un árbol.
En la pared que une las dos mencionadas en una pintura mural, una hija de Amenmose se encontraba vertiendo un líquido en un cuenco que sostiene su padre. Debajo de esta escena, Henut está siendo peinada y asistida por dos mujeres. Los registros que comparten estas escenas describen la producción de cerveza y pan con mucho detalle y es por ello que se las ha llamado “escenas de la vida cotidiana”.
Del otro lado de la sala transversal, las escenas de dos de las pinturas murales refieren a las divinidades. En la ubicada en paralelo a la escena de caza y pesca, la imagen de la diosa de Occidente abarca mayestática y verticalmente el espacio cercano a la entrada a la sala interior. Hacia ella se dirigen portadores que le ofrendan bienes y probablemente plañideras, ubicados en varios registros. En la pared lindera, en el extremo de la sala, Amenmose y Henut adoran a Osiris y la diosa de Occidente. En sub-escenas debajo, ellos reciben bienes y se incluyen rituales de transfiguración.
En la pared contigua la pareja recibe bienes y debajo se observan trazos de figuras correspondientes al ritual de apertura de la boca, realizado para devolverle al difunto su capacidad de hablar, ver y disfrutar en el Más Allá.
En el relieve correspondiente al dintel de entrada a la sala interior Amenmose y Henut están adorando a Anubis y a las diosas de Oriente y Occidente. En las jambas de esa entrada se despliegan fórmulas de ofrendas invocadas a las divinidades, detallándose el tipo bienes o la naturaleza de los pedidos.
En las dos paredes de la sala interior enfrentadas entre sí se representan escenas de banquetes en las cuales los hijos ofician ante una mesa de ofrendas y bienes por toda la eternidad. La pareja está sentada del otro lado de la mesa y en una de las escenas está acompañada por una pequeña hija. En la otra un perro se halla debajo de Henut.
Cuando Champollion visitó la tumba en 1828, en la parte trasera de la sala había cuatro estatuas correspondientes a Amenmose, Henut y los padres de Amenmose; tres de las cuales fueron adquiridas por el Museo Real de Ontario (ROM) en Canadá en 2011. Por su parte, la de Henut se encuentra perdida.
Sabemos también por Champollion que otro perro de nombre Saunefer estaba representado debajo de la estatua del padre de Amenmose.
Unos cien años después de la construcción y decoración de su tumba, el nombre de Amenmose fue borrado durante el período de Amarna, un momento de reforma religiosa donde la divinidad principal pasó a ser Atón, el disco solar. Antes de la reforma, el dios más importante era Amón y como el nombre de Amenmose incluye Amen/Amón, los seguidores del Atón lo borraron de algunas tumbas-capillas de nobles, entre ellas la de Amenmose.
Desde el siglo XIX el acceso a la tumba-capilla se realizó a través de un túnel y un hueco de 50 por 37 cm desde una tumba-capilla vecina (TT 129). Durante las primeras campañas de trabajo los miembros del Proyecto Amenmose ingresaron a la tumba por ese paso. En la campaña llevada a cabo en 2023 se excavó el área cubierta con toneladas de sedimentos y escombros y se halló la entrada original. A partir de ese momento, se tuvo un ingreso directo a la tumba-capilla, lo que permite desarrollar el plan de conservación previsto para el monumento.
Además se descubrieron imágenes e inscripciones inéditas en la fachada. También se puso al descubierto una estructura rectangular rocosa que puede identificarse como el pozo funerario de la tumba. Este fue excavado y tiene seis metros de profundidad y tres cámaras. Durante la excavación se desenterraron más de 2000 objetos incluyendo los modernos (posteriores al siglo diecinueve), los faraónicos, y además se hallaron restos humanos momificados. Éstos fueron catalogados, registrados, fotografiados y acondicionados para su guarda y algunos fueron dibujados.
Aún no se encontraron ni el sarcófago ni el ajuar de Amenmose.






