Cueva, Agustín
Agustín Cueva fue un sociólogo, nacido en Ibarra (Ecuador) el 23 de septiembre de 1937, y fallecido en Quito (Ecuador) el 1 de mayo de 1992, con apenas 54 años.
Entre 1955 y 1960 estudió en la Universidad Católica de Ecuador, donde se egresó de la licenciatura en Ciencias Públicas y Sociales. Luego se trasladó a París, ciudad en la que vivió desde 1960 a 1963. Allí, estudió en la École des hautes études en sciences sociales y obtuvo el Diploma de Estudios Superiores en Ciencias Sociales. De forma posterior regresó a su país natal, donde realizó el doctorado en derecho en la Universidad Central de Ecuador (UCE), entre 1963 y 1966. Inmediatamente después, tuvo un nuevo y breve paso por Francia, en el cual llevó a cabo una pasantía por el lapso de un año en el Bureau pour le Développment Agricole. Al regresar otra vez a Quito, se desempeñó como profesor titular de Sociología en la UCE, desde 1967 a 1970. En los últimos dos de esos años (1969-1970) ocupó el cargo de director de la Escuela de Sociología en aquella institución.
A partir de entonces, comenzó su periplo latinoamericano. En 1970 se dirige de Ecuador hacia Chile, más precisamente a la ciudad de Concepción, en cuya universidad asume el cargo de profesor titular de teoría literaria en el Instituto Central de Lenguas. Dos años después, en 1972, se traslada a Ciudad de México, donde recaló en el espacio académico en el cual transcurriría la mayor parte de su vida intelectual: el Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En el final de su vida retornó a Quito, pero ya acosado por una enfermedad muy avanzada, que le provocaría la muerte en 1992.
La obra de Cueva se puede dividir en tres grandes etapas (aunque, ciertamente, también podría ser susceptible de otras periodizaciones alternativas). La primera de ellas estuvo dedicada al abordaje de los dilemas de la cultura y la política en Ecuador. En ese sentido, en sus primeros trabajos se dedicó al abordaje de la historia del arte y las letras en su país de origen. Se trató de la etapa en la cual Cueva fue influenciado, y a su vez estuvo involucrado, en las vanguardias estético-políticas conformadas por artistas e intelectuales de la juventud quiteña, cuya expresión más emblemática fue el tzántzismo, un movimiento que se proponía conjugar el arte y la revolución. En medio de esos años convulsionados, entre 1965 y 1966 Cueva fue el presidente de la Asociación de Escritores y Artistas Jóvenes del Ecuador. Y, al mismo tiempo, en 1965, fundó la revista Indoamérica junto con Fernando Tinajero y Françoise Perus. El clima de época por aquellos años estaba signado por el cimbronazo político que había tenido lugar con la revolución cubana de 1959 y su impacto en la vida artística e intelectual de la región.
En ese marco, en 1967 Cueva publicó su primer libro: Entre la ira y la esperanza. Dicho trabajo constituyó una pieza ambiciosa, que buscaba analizar la producción artística y cultural ecuatoriana, desde la etapa de la colonia hasta los años sesenta del siglo XX. El itinerario reconstruido en ese libro tenía como mojones: la conquista, las rebeliones de independencia, las gestas liberales y la constitución de la clase trabajadora como sujeto político. Todos ellos resultaron los ejes articuladores del recorrido histórico ensayado por Cueva en su ópera prima, que ya demostraba una notoria inclinación por el materialismo histórico, aunque atendiendo siempre a la autonomía relativa de las instancias.
El segundo hito de Cueva en esta primera etapa “ecuatoriana” de su obra se produciría con el libro El proceso de dominación política en Ecuador, publicado por primera vez en 1972. Allí realizó un estudio que puede ser parangonado con el de su libro anterior, ya que aborda los mismos procesos históricos: desde la época de la colonia hasta la década del sesenta del siglo XX. Sin embargo, en este caso ya no se trató de un análisis de los dilemas artísticos y culturales de su país, sino que el foco estuvo puesto en las formas de dominación económicas y políticas, a partir de una perspectiva marxista. En este trabajo el eje vertebral de la discusión planteada por Cueva estuvo puesto en el fenómeno del velasquismo. Es decir, en el significado político que asumió en Ecuador la figura de José María Velasco Ibarra, quien no solo fuera presidente de la nación en varias oportunidades, sino que también ocupó el centro de la escena política nacional durante las cuatro décadas previas. Cueva intentó pensar allí el velasquismo como el resultado emergente de los procesos de lucha de clases en el país y de la incapacidad de las distintas fracciones de las clases dominantes locales a la hora de establecer una dominación política duradera.
Ahora bien, con el traslado de Cueva hacia México comienza la segunda etapa de su obra. De hecho, es posible afirmar que ahí se concreta un desplazamiento temático, que va desde Ecuador hacia América Latina, aun cuando el mismo ya había comenzado a germinar durante su paso por Chile (país que, es importante recordar, resultó el epicentro de la producción intelectual de las ciencias sociales latinoamericanas desde los años sesenta hasta la irrupción del golpe militar del 11 de septiembre 1973). Ya en el seno de la academia mexicana, hay dos textos de Cueva, breves pero fundamentales, que dan cuenta de manera contundente del proceso de “latinoamericanización” de su obra. El primero, del año 1974, es su ponencia en el Congreso Latinoamericano de Sociología (llevado a cabo en San José de Costa Rica), publicada ese mismo año en la revista Historia y Sociedad y dedicada a realizar una crítica frontal hacia las diversas variantes del universo dependentista. En esa intervención, titulada “Problemas y perspectivas de la teoría de la dependencia”, Cueva discute con las contribuciones de André Günder Frank, Theotonio dos Santos, Ruy Mauro Marini y Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto, entre otros intelectuales que acuñaron el concepto de dependencia como eje problemático para analizar la historia de sujeción vivida por nuestra región desde la época colonial. En este texto aparece con fuerza, quizá por primera vez con tanta capacidad de irradiación, la condición de polemista que caracterizó a Cueva a lo largo de toda su trayectoria intelectual.
El segundo trabajo que marca el pasaje de Ecuador hacia América Latina es “El uso del concepto de modo de producción en América Latina: algunos problemas teóricos”, ponencia presentada en el Congreso Internacional de Americanistas realizado en México en 1974, y publicada ese mismo año en la revista guatemalteca Economía. Allí Cueva se inserta en el debate que enfrentó a André Günder Frank y Rodolfo Puiggros en México en 1965 (más específicamente, en la revista Gallo Ilustrado, suplemento cultural semanal del diario El día de ese país). Una polémica que también había atravesó al N°40 de la revista argentina Pasado y Presente, publicado en 1973 bajo el título “Modos de producción en América Latina”, que contó con la participación de Carlos Sempat Assadourian, Ciro Cardoso y Ernesto Laclau, entre otros intelectuales. El punto sobre el que se asentó el argumento de Cueva en ese texto fue la centralidad de la diferenciación entre los conceptos de modo de producción y formación económico-social. Ello le permitió pensar la realidad latinoamericana a través de la articulación de distintos modos de producción en cada formación económico-social, aunque, desde ya, bajo el predominio de uno de ellos: el capitalista.
Sin embargo, el momento cumbre de este proceso de “latinoamericanización” de la obra de Cueva lo podemos ubicar en aquel que, a la postre, resultara el libro más trascendente de su trayectoria: El desarrollo del capitalismo en América Latina. Publicado por primera vez en el año 1977 por la editorial Siglo XXI, es un texto que contó con más de diez reimpresiones y una segunda edición aumentada gracias a un posfacio escrito por el propio autor en el ocaso de la década del ochenta. El libro en cuestión resultó una investigación pormenorizada del despliegue del modo de producción capitalista en la región, enriquecido por una variada cantidad de ejemplos históricos que recorren toda la geografía latinoamericana. En su desarrollo despunta un concepto acuñado por el propio Cueva, que explica creativamente los procesos de formación nacional en la región: habla de una vía oligárquico-dependiente de constitución de nuestras naciones, narrando de esa forma el carácter excluyente de tal proceso, a la par que subraya su condición subordinada en la conformación del mercado mundial capitalista en su fase imperialista (es decir, a partir del último tercio del siglo XIX).
Esta segunda etapa “latinoamericana” de la obra de Cueva se completa con un segundo volumen relevante. Nos referimos al libro Teoría social y procesos políticos en América Latina, publicado por única vez en el año 1979. Se trata, en realidad, de una compilación de artículos de Cueva, ya publicados durante el sexenio 1974-1979 (fundamentalmente en revistas). Entre ellos podemos encontrar aquellos citados más arriba, sobre las cuestiones de la dependencia y el concepto de modo de producción; también vale destacar un texto de balance acerca de la experiencia chilena de la Unidad Popular, escrito en 1974. Pero, sobre todo, es posible hallar en este libro un conjunto de trabajos de Cueva que abordan el debate acerca del carácter de las dictaduras militares que azotaron a la región en la segunda mitad de los años setenta. Y, en particular, podemos ubicar allí la discusión sobre la pertinencia (o no) de la utilización de la categoría de fascismo para definir teórica y políticamente esas experiencias autoritarias.
Finalmente, en los años ochenta se abre una tercera etapa en la obra de Cueva. Al igual que la anterior, esta también se caracteriza por su inspiración latinoamericanista, aunque en un nuevo contexto político-intelectual, tanto en la región como en el mundo. En este período el afán polemista de Cueva se concentra en cuestionar el proceso de moderación (“socialdemocratización”, para usar las palabras del propio autor) que atravesó una buena parte de la intelectualidad de América Latina. Si las “transiciones a la democracia” posteriores a las dictaduras de los setenta produjeron un disciplinamiento de las sociedades y los intelectuales de la región, Cueva se focalizó en descargar toda su potencia crítica hacia la cualidad que asumió ese viraje. Podemos señalar que esa crítica se manifestó en tres direcciones. En primer lugar, hacia las condiciones político-económicas en que se llevaron a cabo las “transiciones a la democracia”, esto es, en un marco de crecimiento de la deuda externa de nuestros países y de subordinación a los intereses de Estados Unidos y los organismos multilaterales de crédito que funcionan como su brazo financiero en la región; de ese modo, concluye que se trató de democracias “restringidas”, “tuteladas”, o “de baja intensidad”. En segundo lugar, Cueva cuestionó la transformación en las condiciones de producción intelectual, marcadas por una “taylorización” académica y un abandono de los “grandes problemas” por parte de las ciencias sociales (el Estado, las clases sociales, el imperialismo, la dependencia, etc.) en beneficio del avance de una “micro sociología” y de una definición cada vez más acotada y escéptica de los objetos de estudio. En tercer lugar, su crítica se dirigió hacia la ya mencionada “socialdemocratización” de un conjunto importante de intelectuales que en las décadas previas había animado el debate marxista en América Latina. Las polémicas de Cueva en este período se orientaron hacia autores como José Aricó, Juan Carlos Portantiero o Norbert Lechner, quienes, a través de un uso sesgado de la obra de Gramsci, abandonaron el campo del marxismo para pasar a estudiar la democracia al interior de una problemática liberal. Los dos libros más destacados a través de los cuales Cueva desarrolló estas polémicas fueron Las democracias restringidas de América Latina y América Latina en la frontera de los años 90, publicados en 1988 y 1989, respectivamente.
Vale remarcar que esta tercera etapa de su obra, situada en la segunda parte de los años ochenta, también estuvo signada por fuertes transformaciones en el escenario internacional. La producción intelectual de Cueva no estuvo ajena a ese proceso. Tanto es así, que en 1987 coordinó un volumen colectivo titulado Tiempos conservadores: América Latina en la derechización de Occidente, el cual contó además con un texto introductorio de su propia factura: “El viraje conservador: señas y contraseñas”. En esas breves páginas Cueva analizó tanto el avance neoliberal que se estaba llevando a cabo en Europa y Estados Unidos, como sus repercusiones en la arena intelectual. En la misma línea, el posfacio a la edición de 1990 de El desarrollo del capitalismo en América Latina, titulado “Los años ochenta: una crisis de alta intensidad”, también constituye un testimonio de su preocupación por el giro conservador que estaban asumiendo los países capitalistas avanzados al ingresar en la última década del siglo XX. Un diagnóstico similar se puede obtener de dos de los últimos artículos publicados por Cueva, ya en los comienzos de los años noventa. Nos referimos a los textos titulados “América Latina ante el ´fin de la historia´” (1991) y “Falacias y coartadas” (1992). Ellos estuvieron dedicados a cuestionar aquellas interpretaciones que, en aquel contexto de retroceso político, ideológico y cultural, buscaban conmemorar el quinto centenario de la conquista de América bajo la perspectiva de un “encuentro entre dos mundos”.
Por último, en estos últimos años de vida, Cueva dejó como testimonio dos libros dedicados a aquella pasión que había marcado el inicio de su trayectoria intelectual: el arte y la literatura. En 1986 publicó Lecturas y rupturas. Diez ensayos sociológicos sobre la literatura del Ecuador. Mientras que, de forma póstuma, en 1993, salió a la luz Literatura y conciencia histórica en América Latina. En ambos libros Cueva compila artículos de las décadas anteriores, junto con otros más recientes, abocados al problema de la cultura en Ecuador y en América Latina.
Quien desee consultar un archivo que, de forma muy exhaustiva, reúne en formato digital una versión casi completa de la obra de Agustín Cueva, puede hacerlo accediendo al dossier dedicado a su figura por el blog brasileño Marxismo21, disponible en el siguiente enlace: https://marxismo21.org/agustin-cueva/
