Con profundo dolor despedimos al Profesor Javier Trímboli
Javier se incorporó a nuestra Facultad en el año 2017. Desde ese momento construyó vínculos perdurables con distintas generaciones de estudiantes y colegas, entre quienes cultivó cariño, respeto y admiración.
Profesaba un profundo amor por la docencia, a la que concebía como una tarea inseparable de la reflexión constante y comprometida con el presente. Javier fue un profesor erudito y llano; punzante y acogedor; exigente desde la confianza en el potencial de sus estudiantes; generoso en la escucha, recepción e incorporación de cuantas ideas flotaran en un aula. Los recreos o el final de las clases eran, en sus cursos, fronteras difusas: el diálogo con quien quisiera acercarse a consultar por un libro, un autor, un trabajo, o simplemente a prolongar la conversación, no se interrumpía y seguía en el aula vacía, en el pasillo, en las escaleras o fuera de la Facultad. Fue un lector agudo y un polemista. La polémica era para él una forma (acaso la mejor forma) de enseñar, de traer preguntas y problemas allí donde los temas parecían estancarse o amoldarse a certezas o consensos inconmovibles; una forma más de su militante inconformidad con el presente. Sus clases no tenían –ni pretendían- un cierre o una sutura definitiva. Cuando parecían llegar a su fin, aparecía invariablemente “una cosita más”, y otra, y otra... Cositas que bien podían poner en discusión algún tópico surgido de la misma clase o de su propia exposición. Es que Javier Trímboli también gustaba de polemizar -y, sobre todo, de invitar a sus estudiantes a discutir- con Javier Trímboli
Su trabajo como historiador y como profesor fue siempre desafiante de las prácticas académicas convencionales, frente a las que proponía la irrupción del pasado vivo, inquieto, perturbador, profundamente político. Desde las aulas de nuestra Facultad contribuyó a la problematización de la llamada “divulgación”, ampliando los horizontes para indagar en ese registro, nunca reducido a una forma simplificada de la Historia o a una técnica particular. También en los últimos años, junto con Emanuel Correa y Facundo Lafit, impulsó un espacio de reflexión sobre el pensamiento nacional y sus aportes para pensar la historia y la cultura argentina. Desde 2018, propuso y dirigió GUAY, publicación virtual de nuestra Facultad que desplegó nuevos enfoques de pensamiento y escritura sobre la historia, la cultura y la sociedad, haciendo lugar a distintas voces, desde destacadxs investigadorxs hasta estudiantes de diversas carreras que hicieron allí sus primeros ensayos de crítica.
Javier detectaba sentidos profundos en la música, la plástica, la literatura, la historia, la teoría o el cine. Tenía una voracidad vital muy excepcional que volcaba en sus clases y en las reuniones de los grupos de investigación de la Facultad, en los que participó a lo largo de estos años.
Javier, el historiador - docente - editor - escritor, mostraba en cada intervención su pasión por enseñar, que era inseparable de su pasión por pensar en la transformación social, buscando en las huellas del pasado la forma de construir colectivamente un futuro más justo.
Lo despedimos sin querer despedirlo.
Quisiéramos quedarnos sólo con la alegría por el enorme privilegio de haber compartido aulas, pasillos, charlas, mates y abrazos con él. Pero nos queda también la desolación de la despedida antes de tiempo; la amargura de sentir que debieron ser muchos más los años compartidos.
Y nos queda, como único (aunque fundamental) consuelo, el saber que ahí están sus libros, sus decenas de artículos en otras tantas revistas, sus cientos de conferencias, clases, paneles e intervenciones de todo tipo y formato, para no extrañar tanto su voz inconfundible, para poder recuperar su palabra necesaria, certera, brillante, compañera, siempre que sea necesario (y vaya si es necesario).
Lo recordamos y lo evocamos para que el cariño, el respeto y la polémica con que impregnó nuestra carrera, continúen vibrando entre nosostrxs y en las futuras generaciones de historiadorxs.